-Hola Fresa con leche!, ¿cómo estás?
-Bien, ¿y tú?
-También, ¿y que haces caminando por estas montañas rocosas?
-No lo sé
-Y estas con tu uniforme de colegio de siempre, tu chompita roja y tu lazo en la colita de tu cabeza, mejor bajas, no te vayas a ensuciar... Pero, qué lindo encontrarte. ¿Ya te dieron tu helado?
-No, aún no.
-¡Que!, la que aparentemente es mi jefa me dijo cuales eran los sabores, luego me mando acá a no sé qué, no me acuerdo; yo pense que ella te serviria, pero si no te han dado tu helado todavia mejor regresemos al restaurante y yo misma te lo sirvo.
-Gracias.
-Hay que bajar con cuidado Fresa con leche, este vestido blanco es tan delicado.
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Si te relacionas apartir de los nervios, te contestarán a partir de los nervios. Si te relacionas a partir del cerebro, lo más seguro es que te contesten también a ese nivel. Si lo haces a partir del espíritu poquísima gente te contestará, es más, ni esperes respuesta.
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Entremos por el pasadizo a esta casa grande, sí, es muy grande y muy linda; a la izquierda hay un comedor rústico, su mesa larga y sus sillas de madera, creo que es la moda, y a la derecha hay una sala con sillones acolchados que se ven muy relajantes, todo en un amplio salón con chimenea al fondo y un montón de gente conversando, brindando con música, divirtiéndose. Presiento que afuera hay un jardín grande con piscina pero es de noche. Allí abajo, por la sala de la derecha hay un grupo de gente que me saluda, les saludo, me invitan a bajar a su costado, uno, dos, varios me hacen señas para que baje las pocas gradas y los acompañe, no quiero ir, estoy bien aca con mi vista panorámica. Es cierto, comparo este sitio con algún otro que conocí en un tiempo pasado, y me digo que este sitio es acogedor, que está bien adornado, que hecha la comparación puede estar a la altura del lugar que conoci: pensando esto me siento más cómoda. De pronto, por mi oído derecho oigo una voz que sale de una radio pequeña y portátil. Es la voz de un sujeto, un hombre que creo conocer. Sí, es él, me habla a través de parlantes y me siento bien escuchándolo aunque sea así, o sea, lejos. Quiero subirle el volumen tal vez para que sus palabras hagan más efecto en mí, muevo un botón que gira, no es el dial... lo giro y su voz empieza a parecerse a la de un niño de cinco años, se ha distorsionado. Así lo escucho ahora, es un niño, me doy cuenta, es un niño que sigue floreando y floreando. De todas maneras me divierte y aunque dicen que los niños dicen la verdad se que es mejor oirlo sin tomarlo en serio.
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Solo cuando adquirimos lo necesario estamos satisfechos, ni más ni menos. 
Fais-moi mal Johnny!!! Sí, sí, trátame mal!!!!!!!!
Y me gusto muchooooo muchooooo
Patricia et Colette, preciosassss!!!!! sobretodo la pelada mmmm!!!
Las chinitas que estan de moda :)
el corazón me late solo cuando a mi lado estás tú!!!!
