Lo que más quiero en el mundo es que seas feliz.
En realidad uno siempre es feliz, pero es necesario ser consciente de ello, tampoco se puede ser feliz en todo, pero sí debe tratarse de ser feliz en lo más importante, lograrlo y ser feliz por ello.
Estuve a tu lado porque quise que construyamos juntos esa felicidad, que fuésemos felices juntos. No pude persuadirte de tus miedos, aquellos que fijabas en mí, en ti, en tu familia. Me pediste que te deje pues querías estar sola.
Todo lo que ahora emprendes, aprender, vivir, disfrutar, escribir, vivir del teatro, amar y ser amada, tener felicidad en lo que consideras importante, deseo que te sea concedido.
Me pides que me vaya y así soy una persona más en tu vida que se despide, para mí esas personas no valen. Y me pregunto ¿tengo acaso algún valor para tu vida? ¿Y si es así me has honrado como tal? ¿Debo ser reconocido ante el mundo como algo importante en tu vida? que no lo hayas hecho demuestra que no valgo para ti, coincidimos entonces en mi nula ascendencia dentro de tu vida, así continúo, aun a riesgo de que ignores cada cosa que te diga:
Creo que toda esa felicidad a lograr está en el compromiso, con uno mismo si se trata de cumplir con algo, con un proyecto, que sea siempre 100%, y con los demás, en el amor por ejemplo, al entregarte a una persona y recibirla al 100%, si no, para qué hacerlo? para qué perder el tiempo engañándose?
Sea lo que tengas por aprender, vivir, disfrutar o enmierdar, tanatear o erotizar, hazlo con toda la vida que tengas, con todos los ovarios que tengas y los huevos que te fueron negados y con toda la energía que tantas personas han puesto en ti como regalo vital. Si no, ¿para qué? Comenzando por tus padres, hasta por aquella persona que te acompaña afectivamente. Incluso por cada alimento que te preparan y te mantiene con vida. Sola o acompañada no es la cuestión, dentro o fuera de tu casa o independiente tampoco. Es el entregarse en cuerpo y corazón 100% a lo que dices querer, a lo que dices amar, a lo que amas, sin pensarlo, no hay otra forma. Hay riesgo? Sí. Ese es el mayor de los riesgos, la verdadera aventura, el mejor de los viajes. Aunque eso signifique la muerte, será la muerte más dulce. Y la vida así, simplemente la única que vale.
Me llena de rabia el hecho de que prefieras a tus amigos de literatura, lo que ellos te dicen, lo que Pedro te dice, Yan-Tsé, Diego, César, lo que tus amigas te dicen, y no lo que yo pueda decirte o compartirte, ¿cuánto de lo que te dicen tus amigos es lo que tú quieres oír y consigues que te digan? mis ideas y comentarios resultan para ti en cambio anacrónicos, inentendibles, ilusos o inaplicables y merecen tu risa y molestia.
Pero mi cólera o mi tristeza no importan, lo importante ahora es que hagas lo que tú decides pues ese es tu camino, tu ideal. Conmigo sería distinto, tendrías que aguantar a regañadientes que me inmiscuyera en todo lo que haces pues todo lo que eres me interesa, no para apropiarme de tu vida sino para cuidar y procurar la felicidad tuya, por algo tengo más experiencias que tú, si no utilizo mi experiencia para compartirla contigo y evitar que puedas sufrir algo malo sino protegerte, para qué entonces la experiencia? En suma, compartir lo que cada uno tiene. Así me entregué a ti desde el inicio de los tiempos… Y en esa búsqueda personal de tu ideal, ¿cómo reclamarte entonces que me atendieras un poco, que escuches mis razones, que me prestes atención? Más aún, ¿Preocuparte por mí, cuidar de mí? ¿Escuchar el latir de mi corazón que vive para ti? ¿Debería yo haberte hecho saber de las heridas, las lágrimas y todo el dolor que ha sentido mi corazón cuando te ibas cuando yo te acompañaba, te buscaba, te llamaba con la mente o te esperaba, en el TUSM y en tu casa y en la covacha y en tus presentaciones y en La República y en el Mirador después de esperarte horas en el frío de una banca a que bajes a las 3:00 am. con el pretexto de que estaba yo de casualidad por ahí tomando en un bar con amigos, solo para recogerte y llevarte a descansar, juntos? mi dolor cuando me mirabas con rabia, molestia, burla, abulia o desconfianza? o cuando preferías estar con otros antes que conmigo, Mori, Martín, Fantasy, Germán, Miguel, todos “los que estuvieron”, o el dolor cuando alegremente me escribías adiós en tu diario, o cuando simplemente me alejabas por tus miedos-vanidad? ¿Para qué hacerte saber de ese dolor si el resultado, estar a tu lado, siempre fue el mejor de los bálsamos? Si justamente esa misma lucha siempre traía tu felicidad. ¡Qué injusto entonces habría sido de mi parte echarle en cara al destino el dolor en mi corazón, el gastar la mejor de las energías de los mejores años de mi juventud por ti, la más pura, cuando mucho más justo sería agradecerle el estar contigo! Así lo hice, siempre, así lo sentía. Nunca por nadie luché ni una décima como luché por ti, lo sabes, lo sientes, pero no luchaba contra ti, luchaba contra todo lo que podía hacerte mal o nos podía hacer mal, para ser felices. Era la mejor lucha de todas. Pero ahora sé que sí, que también necesito de ti, de tu cuidado, de tu preocupación, de tu voz diciendo “no sólo soy yo, María Inés, sino también tú, Gustavo, tú y yo”, que cuides de mí porque necesito de ti después de cuidarte de las luchas contra los males del mundo de los que te protejo, a ti y a tu corazón. Que me luches, que me pidas que me quede, que si me amas me digas que me amas. Algún día me gustaría que me digas, “sí Gustavo, la felicidad es lo único que importa”, lo demás, Lacan, la permanencia futura, el tánatos-mujer-mamá-soledad-gata, lo que piensen los demás, la vanidad, a la mierda! “la felicidad es lo primero, mi felicidad y de los míos”. Para mí, en cambio, no hay alternativa que valga: Amarte, cambiada o la misma de siempre…para mí eres María Inés, eterna, indestructible, siempre viva, bella, en algún lugar, en todos los lugares desde que te conocí, en Lima, en los lugares de mi mundo, en mi corazón, en mis sueños. No voy a verte más, no te visitaré, no te interrumpiré, si así lo quieres, no más debilidad, soy capaz de quemarlo todo si quiero, sabes? Puedo quemar tu corazón, tu espíritu, y mi corazón y mi espíritu también…puedo ser el tánatos que tanto dices buscar y admirar. ¿Para qué? Prefiero quemar lo que te hace infeliz o temes ¡qué me importa si ante el mundo no soy nada tuyo! Sólo necesito estar contigo para ser feliz y el mundo y su vanidad a la mierda! Que aprendas todo lo que te propones, lo disfrutes y te alimente -saludablemente-, y seas feliz logrando lo que de sentido a tu vida, que luego de destruir aprendas a construir (sin lo cual lo primero no vale), construir, en fin, tu felicidad con los que amas y te aman. Nos iremos despidiendo sin decirnos adiós, hasta no vernos más. Si algún día veo una estrella, hermosa como ninguna, incluso a la hora de morir, sabré que eres tú, que me llamas. No habrá miedo entonces, ni en la muerte ni en la vida y volaré hacia ti, mi amor, mi María Inés, para estar juntos y ser felices para siempre…