*En La República vengo publicando reseñas de teatro los días viernes. Obras aún en cartelera, teatro de Lima-Perú fresquito y pujante en la humilde opinión de su servidora Inés Vargas, literata, actriz y performer independiente. Transcribo aquí los textos ya publicados, el primero tal cual y el segundo con un extra que no alcanzó por el pequeño espacio de caracteres prediseñado para las notas.
viernes 12 de agosto del 2011
EN LA JUNGLA DE LAS CIUDADES
Queda solo este fin de semana para asistir a la experiencia avasallante que es En la jungla de las ciudades, puesta dirigida por Gisela Cárdenas e interpretada por un gran número de actores.
La obra es una de las primeras escritas por Bertolt Brecht, donde aún no aplica su concepto de teatro épico, tan crítico de la cuarta pared. Pero, como es esencialmente Brecth, no conmueve corazones sino cerebros, no hay tragedias individuales sino sociales, en las que el hombre cifra su existencia solo en pro a su vida comunitaria con otros hombres.
El chino pero exitoso capitalista Schlink reta al humilde trabajador resignado con su condición, George Garga. ¿Qué pasa cuando Garga es obligado por Schlink a no resignarse, a recibir como un regalo su fábrica de telas con todas las utilidades y propiedades? Ya no se trata solo de dinero, sino de integridad, de mantenerse en pie.
Acierta Gisela Cárdenas al no pretender hacer una versión de época de la obra. Los vestuarios y el escenario, que fluctúan entre lo de antaño y lo moderno irreverente, se vuelven una conmoción a los sentidos. Infatigable de principio a fin, incluso el intermedio es una sorpresa más, tal vez un poco exagerada. Algunas actuaciones dejaron que desear, algunos manejos de voz pudieron ser mejores. Pero Lucho Ramírez en el papel de Schlink es de lo más memorable. Así como el final, donde Cárdenas critica, a su manera, esa dichosa cuarta pared.
viernes 19 de agosto del 2011
ENTONCES ALICIA CAYÓ
Personajes entrañables, actuaciones idóneas, escenografía impecable, pero en Entonces Alicia cayó hay algo que no termina de cuajar. No se trata del tema de la paternidad, o de la maternidad, para ceñirnos con más propiedad a la trama de la obra, pues son tres mujeres las que se enfrentan a esta situación crucial en sus vidas. Alba, de 50 años, una famosa cantante que no tuvo hijos por decisión mutua con su esposo, descubre que él sí embarazó a su amante. Daniela, de 45 años, una dramaturga que hace una versión de Alicia en el país de las maravillas junto a su inquieta hija de 15 años, Paz. Y Alicia, una mujer de 40 que quiere embarazarse desesperadamente antes de cumplir 41 al día siguiente. Todas ellas están hospedadas en el hotel "Wonderland". Y todas sus historias son agradables, divertidas e interesantes, sobre todo al desarrollarse en escenas simultáneas, un buen efecto teatral.
Pero lo que no termina de cuajar o vislumbrarse es la directa alusión que se hace a la obra de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas, en el título. A pesar de que una protagonista se llame Alicia, a pesar de que el esposo de Alba, Basilio, tenga una barba de conejo, a pesar de Wonderland, de la puertita del minibar que alude a cuando Alicia se agiganta, de la obra que trabaja la dramaturga, etc. Estos detalles no transmiten el sentido de aventura mágica y lúdica que guarda cualquiera que ha leído o visto de alguna forma la obra de Lewis Carroll. Lo que nos ha querido entregar Mariana de Althaus es una metáfora, la del hoyo en el que cae Alicia como el hoyo en el que caen estas tres mujeres. Aquí la trama entra en conflicto con el referente bibliográfico: ¿qué relación tiene el tema de la maternidad con Alicia en el país de las maravillas? ¿únicamente que las protagonistas son mujeres? ¿La obra de Althaus seguiría siendo la misma si le quitáramos esos detalles sobrepuestos que justifican a fuerza el bonito título? Sí. La dramaturga pudo estar adaptando otra obra, Basilio pudo ser moreno, el minibar un bar normal, Alicia llamarse de otra forma, etc. Alicia en el país de las maravillas no deja de aparecer como un pretexto que básicamente da motivos escenográficos. Salvo, la atractiva puerilidad de Paz y el comportamiento desesperado (“voy a llegar tarde”) de Alicia, en relación a llegar tarde al embarazo.
Entonces Alicia cayó ganó el tercer concurso de dramaturgia del Británico. Los que vimos la imagen promocional, donde salen las tres protagonistas sosteniendo una llave gigante, esperábamos ver esta llave en la obra, o que se le hiciera justicia a lo que evidentemente sugería. La llave "mágica" nunca salió, país de las maravillas tampoco. Acá, Althaus nos da otra metáfora, en sus propias palabras: “País de las Maravillas, aquel estado del alma en el que aparecen las posibilidades, la ilusión, la sabiduría”. Si Lewis Carroll ya entendía su país de las maravillas como una metáfora, en Entonces Alicia cayó asistimos a la metáfora de la metáfora. La temporada va hasta el 12 de setiembre en el Teatro Británico (Jr. Bellavista 527, Miraflores).
Crónica: Irene Vallejo en Perú
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