martes, 21 de abril de 2009

¡¿Qué clase de ser eres?!

Cuando era un frejol se aferró a las entrañas de su madre al sentir ese líquido blanquecino y extraño que se asomaba a su cubil, fue lo suficientemente inteligente y fuerte para esquivar el veneno. No sé si vendrá con marcas de fábrica pero es más pequeña que un gato. No sé si será feliz ahora pero abre los ojos entre sonrisas y hoyuelos enredados, y tiene los dedos de pianista. Es bella, qué no es bello a esa edad sin tiempo, la apresurada de siete meses y veinticinco días, ¡te va a sacar canas verdes! ¡te fregaste! ¡va a ser alta! ¡mira sus dedos qué largos! ¡y tiene unos quecos de lady! Nos cagó... Sin embargo es tan frágil que da miedo, pareciera que se va a romper en cualquier momento, hay que cargarla con la delicadeza que nos exige... Y tú? cuándo?
La mamá estaba cansada de la vida y juraba que una pitonisa le dijo que moriría a los 24. El papá es un buen niño. La abuela pide a todos que se laven las manos antes de tocarla.
La mamá ahora ya no tiene excusas para irse...
-Sí, pucha, me tengo que quedar por ella- dice mientras infla globitos de colores para que ya vaya entrenando los ojos y Mozart por supuesto, hace algún tiempo, la hace sonreír. Es una viva que entiende que al apagarse la luz se tienen que cerrar los ojos, por eso los mantiene abiertos hasta que es sorprendida por la luz de nuevo, por la inquisidora mamá de nuevo. Lo que no entiende es el tiempo... ni horarios de comida ni sueño. Está aún en ese estado donde no se distinguen los sueños o se puede dormir con los ojos abiertos de verdad. Viva de verdad entre gente de verdad, ella en brazos es la verdad, es el milagro. Sería tan fácil matarla... ¡pero no se pudo cuando estuvo dentro!... Sería tan fácil dejar de alimentarla, taparle la cara, hacer que el gato duerma encima de su pecho... sería tan tenebroso hacerlo.

Y tú? cuándo?
Yo sí vengo con marcas de fábrica que tal vez adquirí en ese estado ambiguo, confundido y revuelto, porque así me porto cuando no hay mamá ni papá. Y lloro por ti, lloro por mí, lloro por ella cuando me vio nacer y luego llorar por ti, por tu locura, y ella por la mía, y yo por ella. Y me justifico: primero aprendí a dar para luego aprender a recibir, siento que la vida sólo está siendo justa conmigo. Justa. Ella siempre ha sido justa, si había que derramar sangre para que las cosas estén limpias, sólo quedaba al final limpiar el rojo. Si llego ambigua, confundia y revuelta ella no duda en comenzar las bofetadas para traerme de regreso a su moisés de paja, a sus trenzas, a los cepillos que peinaban mi cabello largo de cinco años. ¡Con quién has estado! ¡por qué llegas a estás horas! ¡qué te pasó en la pierna! Y yo digo que fue contigo, yo digo que estuve contigo, digo tu nombre, lo grito, lo repito mil veces antes de precipitarme en la cama. Esta herida es fruto de una noche maravillosa pasada con él. Ella vuelve a gritar, me cubre y apaga la luz. Luego regresa para asegurarse de que ya estoy dormida, pero mis ojos siempre han estado cerrados.
A la mañana siguiente por supuesto que no me acuerdo de nada (por supuesto que no eras tú).

Y tú? Cuándo?
Me abrazó y su energía me asustó de tan precipitada, salí corriendo buscando tu ayuda ¡mamá! ¡mamáaaaaaaaaa! Luego me encerró en una casa que sólo tenia estructuras, no paredes ni piso ni techo, era como el esqueleto de una casa, muy propicio para significar lo que podría estar empezando esa noche. ¡Cómo se sale de acá!... "Ya eres una mujer"... ¡porqué! ¡acaso no puedo ser primero YO! ¡acaso no soy ser humano!

Yo una vez tuve una casa que escogí. Era el pequeño cuarto donde tú dormías, donde yo llegaba por las noches a echarme a tu costado y decir todo está consumado, prendamos la tele a ver las noticias. Ahora que estamos así ya podemos descansar en paz.
La última vez que te he visto me abrazaste hasta con las piernas y yo me voltié enseguida para envolverte el rostro, algo había crecido, nuestras risas, nuestra pena por tener que existir separados uno del otro consolándonos con esos reencuentros fantasiosos... de puro inútil me dan ganas de insultar mis ganas de soñar. Aunque me han dicho que es en esa dimensión donde ocurren las cosas de verdad, las importantes, las presentes.

Y tú? Cuándo?
Quiero dormir cada vez menos, ahora lo entiendo, si el despertador suena a las 7am por que lo programé a esa hora y yo lo apago para no sentir la interrupción, es por que algo me arrastra a la placenta. Algo dentro de mí quiere retornar al cubil, tal vez no haber nacido nunca. Pero no, la verdadera solución en sentir absolutamente todo como la placenta, por eso me gustan los que se acercan con buenas intenciones a acurrucar al frejol con un poco de algodón, no los que vienen con venenos abortivos. Y ahora aquí, puedo decir que mi pareja perfecta es aquella que me deje ser un astronauta.

Y tú? cuándo?
Doy a luz todo el tiempo, no te das cuenta?

2 comentarios:

Miguel Rodríguez dijo...

La vives clara.

Bien.

anónimo 4 dijo...

oh no normal ah, co como si las