
-Ahora… converso contigo.
-¡En serio! Falta de emoción… ¿hay un término sicológico para definir ese estado?, debe haber, tú que eres sicólogo ¡dime!
-Sufres de gimenología
-¿Qué?
-Claro pues, estás sufriendo de gimenología y necesitas que te cure jajaja…
No me emociona tu chiste. Enamorada, recuerdos, mamá… vacío. ¿Es que acaso la vida gira en torno a eso, es acaso eso lo esencial? Mañana van a cocinar pepián de choclo, qué emoción, y el sábado fuimos al único castillo de Perú que queda en Chancay, qué emoción, qué bonito. ¡Si supieras que he soñado contigo, amigo!, qué locura. Y este fin de semana compartiré escenario con un grupo de rock peruano de los 80, sí, ¡con el grupo Río! ¿Puedes creerlo? "¡Qué emoción!"

¡Eso sí fue emocionante! Los carros se desviaban por orden de los policías, faltaba poco para llegar a casa así que me bajé. Y pude ver lo que impedía el paso de los carros: sobre la pista negra una mano luminosa por su palidez, parecía de cerámica –creada de barro; un poco más allá, inmensas bolsas repletas de bolsas, translúcidas y desparramadas como basura gritaban el suceso que las dejó en el suelo, igual que el cadáver. La mujer había sido cubierta con las mismas bolsas que recogía para ganarse el pan. La mano con que comía ese pan reposaba inútil en el suelo. Inútil también la mochila negra al costado de su cabeza, ni pertenencias ni almohada ni refugio en ese sueño. Me dijeron que la señora estaba embarazada, que después del accidente, en los quince minutos que tardó en ponerse completamente pálida, su vientre aún se movía.
La vida es un misterio que me abrumará siempre, no los temas típicos-tópicos- túmidos que utilizas para autoproclamarte poeta y decir “este es mi blog” con harta solemnidad. Tu enamorada, tus recuerdos, tu mamá… tu vacío, ¿a quién chu... le importa?