domingo, 23 de mayo de 2010

La mujer barbuda


Cuando el fue a vivir a su casa todas las gatas quedaron preñadas. Raposa de ojos amarillos y cuerpo color miel estaba mas huidiza que de costumbre; Gala se entretenia escabullendose en los labios que pronunciaban su nombre con contento pero que no la alcanzaban. Y ambas dormian en el sillon sobre la dueña soñolienta que se preguntaba cómo pudo ocurrir tal incidente que inundaria la casa de mínimos mininos. El sujeto había sido un obrero particular, que pidiendo hospedaje a la solterona habia entrado en la casa con estadia indefinida.
-No quiero especulaciones, caballero. Esta es una casa decente...
-No se preocupe señora, a usted y a sus gatas nada les ocurrira, es mas, la presencia de un hombre siempre da seguridad a la feminas...¿no?
-En realidad no se si alquilarle la habitación...
-No se haga problemas, diga que somos hermanos...

Los silencios no variaron mucho en la casa, el obrero salia temprano y regresaba lo suficientemente tarde para ir directo a dormir. La señora cocinaba ahora para una boca mas con sus dos acompañantes siempre fieles. Una noche de licantropia se escucharon ruidos extraños en la habitacion del segundo piso donde dormia el obrero, que quedaba exactamente sobre el sillon de la sala. La señora se levanto con el permiso de sus gatas a ver lo que pasaba; cuando casi llega a la escalera, Raposa le dijo:

-No te alarmes, es este sujeto que es un gran conductor de energia
-Y si algo se rompe es preferible que sea un florero a tu cabeza...

Al escuchar estas ultimas palabras de Gala, la señora se levantó precipitadamente del sillón espantando a sus gatas que la miraron con cierto recelo alejándose con su maullido. Los silencios ya no podian seguir siendo los mismos al dia siguiente en el desayuno.

-Tenga su tamal de chancho como le gusta...
-Gracias doñita...
-Y su café...
-¡Qué amable!
-Y dígame ¿donde queda su trabajo?
-Ah... es muy lejos, eh, de verdad le agradezco que me cocine para poder ir con mi almuerzo... sino tendria que pagar restaurante
-Y de que trabaja?
-Ah, soy electricista...

Movida por la curiosidad, apenas se marchó el obrero, la señora fue a su habitación con una llave de repuesto que siempre guardaba. La cama tendida, la ropa ordenada, y papeles sin ningun detalle extraño. Se dirigía a revisar las otras habitaciones que servian de deposito cuando sus gatas comenzaron a chillar insoportablemente en el techo donde se tendia la ropa. Subio no sin mucha dificultad y hayo un gato muerto, putrefacto, con gusanillos debajo de su pellejo plomizo de tambor y la punta de la cola blanca. Al acercarse el olor era nauseabundo. Debajo de su cabeza habia un papel que decia lo siguiente:

¿TE HE DADO MI DNI?
Ahora gatita que pareces dormida
Después de haberme dado tus senos en la oscuridad
(gracias, por todos los cielos, gracias por enseñarme lo verdaderamente bello)
Quiero decirte de mí:

Soy tu asesino preferido y santo,
Soy el amor encarnado que de tanto resplandor
Proyectó el punto abismal de la oscuridad
Y te pegó en el apacible parque
Porque se sintió rechazado.

Soy ese nerd que tropieza y te ama,
Soy esa esencia con la misma camisa
que ve las luces infinitas que tu cuerpo de diosa
me permite llorar por su belleza.

Soy yo, ¿entiendes?
Quien llega tarde a sus clases de filosofía, quien escribe tonterías en las tardes, quien te pide atún con cebollitas en el desayuno, quien dice que te quisiera armar un incendio en el rostro para que seas solo mía en una cabaña.
Soy yo, debajo de tu ombligo
Soy yo queriendo decirte eso que me punza la respiración…

De inmediato bajo a los almacenes que no revisaba hacia meses por recibir el pago puntual por correo. De los tres solo dos estaban intactos. El tercero tenia todas las cosas arrimadas hacia los extremos de manera que en el centro se dejaba libre un amplio espacio. Alli llegaron sus gatas para ya no ser ellas, para ser un par de féminas esbeltas y jóvenes que rogaron por la salvación de su alma amante que las habia seguido hasta esta vida. Concubinas, pelanduscas profundamente enamoradas de un infiel.

-No sabía que me engañaba con esta Gala del demonio!
-Tú te le metiste por los ojos!, él estaba conmigo y como yo no le hacía mucho caso... como yo no sabía que lo quería tanto... se metio contigo, Raposa!
-¡Ya, tranquilas!

A parte del dilema de los dos embarazos, la señora tenía la encrucijada de que no quería quedarse sola, sin las dos mascotas. Al llegar la noche, el obrero entro a su habitación inadvertido de lo acontecido. Gala entró sigilosamente, subió a su cama de un saltito y entre maullidos le dijo:
-Amor...
-¿Gala? ¿Leíste mi carta?
-Amor... no puedes irte con las dos, la señora no te va a dejar porque ésta es una casa decente. Yo me quedaré pero por favor permiteme ser hermana de mi dueña.
-¡Qué!
-Te irás con Raposa mañana antes del desayuno, tendrás sus hijos y serás feliz con ella, donde has estado preparando el hogar todos estos días...
-No llores... Gala querida, yo quería estar contigo... no llores... aún te quiero amiga... Te prometo que la próxima vez nos daremos cuenta a tiempo de nuestros sentimientos y no seremos tan torpes
-¿Vendrás por mí?
-Volveré siempre por ti

Semanas después dos nuevas hermanas conversaban mientras comían tamal de chancho y siete gatitos anaranjados, blancos y grises revoloteaban por toda la casa.
-Entonces el pobre gato habia querido ser tu nuevo novio
-Sí, es que el obrero era muy celoso
-Ah! se nota!
-Está bien, la barba era la unica manera para hacer que ningun hombre me vuelva a mirar...


-O para que seas un poco hombre también, un poco hombre tú, no como otros que aún con barba natural son tan maricones como para seguir molestando a una chica sin ni siquiera decir esta boca es mia... ¡habrase visto!... ¿Mas leche?...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja, nada mejor como un cuento tuyo, divertido, metafórico e interesante. Saludos a todas tus gatas.

Antonio Ramirez-Victorio dijo...

MÁS LECHE... (Tú no hagas caso, "you know")