Ese cajón está cerrado. Un niño gigante, que casi me llegaba al hombro, observó que me iba y fue cerrando las puertas y ventanas mientras empezaba a gemir una especie de llanto y balbuceaba no te vayas, no quiero que te vayas. Yo solo pensaba en la llave con la que podría abrir ese cajón. Es un cajón hermoso, de antiguo estilo Luis XVI tallado en madera, con patas largas muy delgadas y barnizado de un beige color piel.
Abracé al niño, acariciando su pelito castaño ensortijado, su ruego me había dado pena. Siente mi calor pequeño, siéntelo, mis palabras te dirán no me iré, no me voy, pero ambos sabemos que aquellas fotos que nos tomamos junto a las plantas exóticas se han quedado ahí, no en el cajón, ahí donde sea. Esas plantas parecían hongos enormes, tenían tallos inmensos con venas de savia que envolvían su circunferencia, venas gruesas como las várices de alguna pierna gorda. Yo seguía esas líneas con mis dedos, desde abajo, desde la tierra, hasta que mi cuerpo ya no daba la talla para seguir ese camino hacia el cielo, estiraba los brazos y tú me seguías con la cámara, con fotos y videos, me decías sonríe, sonríe, preciosa, mi mano seguía formando al hombrecito sin cabeza que con sus piernas y brazos avanzaba saltarín hacia arriba, volteaba el hombrecito y tu seguías ahí, con el registro de la cámara, entre la savia, el hombre sin cabeza, mi mano, la planta. No me voy pequeño, calma.
Solo hace falta que encuentre la llave con la que pueda abrir ese cajón. Su cerradura me hace guiños, me dice que puedo ser yo, me da besos como si siempre hubiese sido suya. Es un tirano ese cajón, porque se conoce, sabe de su belleza asentada en la antigüedad, se aprovecha del aura de anciano sabio que ostenta. Creo que se cree dueño de secretos. Ese cajón es un posero, dijo mi amiga. ¿Porque no utilizas tú también alguna pose?
-Pero yo soy silvestre, sin poses, sencilla… ¿me servirá la pose de chica vanguardia arti?
-No, con él no, él es Luis VXI, no le vengas con frivolidad chusca
-¿Y la de chibola primaveral medio cojudona?
-No, tampoco… te mandaría a lavar tus calzones
-¿Tú crees que me serviría la pose de femme fatale?
-Puede ser, lo de femme fatale tiene su dosis de silvestre ah!
-La cerradura es de oro, ¿te has dado cuenta?
-Sí, está muy asegurado
-Para cerradura de oro, llave de oro.
Bueno, entonces me voy. Lo siento pequeño, tengo que ir a buscar esa llave y en eso tú no me puedes ayudar, las plantas gigantes no me pueden ayudar, la tierra de la plantas no me ayuda, las venas gruesas de las várices tampoco, solo me llevaré al hombrecito sin cabeza. Él sabrá escarbar en las profundidades para extraer la llave de oro que necesito, que se viene formando hace milenios y que ha estado escondida ahí dentro durante todos estos años, una joya que puede llegar a ser inmortal. Metal precioso es lo que necesito, dureza es lo que necesito, algo que brille y sea duro, la parte de mí que brilla y puede ser dura, eso.
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verd...
Hace 11 horas
1 comentario:
Estética prosa en su contexto un poquitín divorciada de la cámara, y la chibola cojonuda...Sí,me encantó.
Belo!!!
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