domingo, 9 de noviembre de 2008

Psoriasis

No, no quiero ir a ver las esculturas de Dalí y Rodin contigo, tú lo deseas pero yo no porque no tiene sentido, entiende. ¿Volar en parapente? No, algún día volaré pero será con mis propios méritos. Conversar de cualquier cosa en el Metro de Breña, no gracias, no me interesa conocerte. Escuchar discos de la fania en tu nuevo y a la vez antiguo tocadiscos, no... me olvidé que tenía otra cosa que hacer. Nanay contigo? Nunca más, yo quiero algo seguro. Hagan de cuenta que tengo psoriasis a pesar de no tener ningún antecedente familiar, mi estrés pudo más, mi desidia, mi falda larga ondula la sombra del camino.
Hace unos días Muñeca trajo un gato naranja con pocos días de nacido, enjuto, la piel maltratada, los ojos a medio abrir, se suponía que Gala le daría calor maternal pero lo odio al verlo. Había que alimentarlo con jeringa. Cuando regresé en la noche ya no estaba, mi familia lo mató justificándose en que ya estaba moribundo. Muñeca reclamó hasta el hartazgo, ahora que está encinta no tiene más preocupaciones existenciales que tener un gato para que su madre no se sienta sola, tener algo en qué ocuparse, a veces creo que dará a luz mininos y los alimentará en el suelo con platos de leche, de cuna les pondrá una cajita.
Hoy me dediqué a conseguirle esa justificación viviente y peluda que de preferencia tenía que ser anaranjado. Caminaba con el nuevo ser (cuántos han habido?, ya perdí la cuenta), prendado de mi polo como su única esperanza de vida se movía inclemente y agudo mientras yo le sacaba las pulgas y las mataba con mis dedos, a veces del estruendo riquísimo un poco de materia me saltaba a la cara, qué asco. Anaranjado tesoro, me recuerdas tanto a... con tus ojos saltones y azules, eres tan hermoso pero tan indefenso, estás a mi merced pero esta vez también te perdono la vida. Al llegar a su casa ella estaba de salida con su madre, se iban a comprar un buzo maternal, me invitaron y las acompañé sin resistencia. En el carro todo normal hasta que subió un indigente: he prometido a la persona que más amo que nunca más bajaría la cabeza para pedir una moneda, pero la necesidad me obliga (la necesidad tiene cara de hereje), tengo psoriasis (muestra sus manos llenas de llagas secas, blanquecinas como pan recién horneado sobre una capa roja de piel irritada). Pasábamos por el Coliseo de Acho donde estaban haciendo una protesta por la matanza espectacular de los toros. Me puse de pie para ver de qué se trataba el barullo... ay sí pobrecitos.
Usted! sabe qué es esto?... la gente me resta atención para compadecerse de esos animales y no es capaz de escucharme unos minutos, estoy tratando de explicar cuál es mi padecimiento, no son acaso hipócritas, es comparable el sufrimiento de un ser humano?, sabe que es esto? (insiste en mostrar sus heridas) y los de atras se rien. ¿Si tu ves a un perro moviéndote la cola se la pisas una ves, se la pisas de nuevo? (pisa el suelo del vehículo con fuerza, levanta la voz) ¡Me pueden prestar un minuto de atención! le prometi al ser que mas amo... Esto se llama psoriasis, se origina por motivos nerviosos, si hay mucha tensión o mucho estrés salen más heridas, no tiene cura pero hay tratamientos, disculpeme que no tenga nada que ofrecerles (empieza a pasar por los asientos) ¿sabe que es esto? Así es la gente, lo ven?, si no quiere que los animales sufran deje de comer carne, no nos manda dios a ayudar al projimo? ¡sabe qué es esto! Sí sí señora (sus ojos miran hacia un punto muy lejano fuera del carro, más allá, mucho más todavía). No dijo gracias al bajar.

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