domingo, 22 de noviembre de 2009

"Las grandes cabezas y yo"

El otro lado

Las cosas se van como algo que se diluye. Mientras, ella veia el rostro hermoso de una mujer por television, quien ademas de hermosa era inteligente, eso se deducia de su cargo de Ministra de Ambiente de algun país nordico europeo... falto decir que ademas de inteligente, se le suponia sensible. Perfecta.
Pero las cosas se van, como algo que se diluye. Lo que ves es una imagen de la televisión y quien es real està a tu costado cenando contigo, quien es real es tu padre a la cabeza de la mesa escuchando a las justas su propio discurso aletargado, viejo. Está ahí, y se está yendo, con su andar pesado que arrastra los pies diciendo buenas noches jòvenes. Tal vez cuando no lo tengas valoraras por fin la presencia que deberias disfrutar, gozar, ahora, esta noche en esta comida, porque las cosas como el y todo se van como algo que se diluye.

Ha intentado que no influya en su vida, pero es inutil. El amor o la entrega de los cuerpos o la necesidad innegable de alguien que escuche hace que en sus fueros mas internos se libre la batalla de la sumision, pero no gratuita, sino la peor: la que se da cuando se sabe que en el fondo la otra persona tiene la razon en sus manos, dejando la magistral idea ajena como un horno quemante a quien carece de humildad.

Yo no, yo no, dice ella, yo prefiero la hemosura y mi vanidad estupida hecha a modo de corona, porque de eso mismo pudiste enamorarte tu! La belleza me enceguece, me nubla, de repente pareciera que nada mas existe a su alrededor y que yo misma he madurado los ojos viendo unicamente eso. Es como un elevador que me coloca por sobre todos los demas al creerme el privilegio de ser la que puede apreciar en su sentido verdadero la armonia, la grandeza y la pulcritud de aquel ser cualquiera, mezcla o sangre pura... piel humana.

Yo no, yo no... No dejare que influyas en mi ni que te adueñes de algo que a mi misma se presenta efimero. Mi amor, la entrega de mi cuerpo o la necesidad innegable de que alguien me escuche... tu no eres dueño de nada. No intentes meterme ideas en la cabeza que ya habian estado ahi y que se duermen cuando... la belleza de un cuadro, de un rostro, de una luz... Estoy aquí contigo, ahora; pero también podría estar en tantas otras partes...

Quiquina

-Tu quieres decirme algo cierto? Que pasa? Todos estan con una cara de congoja insufrible, estan disimulados ocultandome algo que marcara una gran diferencia en mi con respecto a ustedes, que?
-No puedes seguir aca, tienes que irte, antes o despues de la presentacion, pero tienes que irte... por favor
-Porque, que paso
-Estas llorando, que pudo ser tan grave
-Lo hemos sabido...
-Lloras como si de tu propio hijo muerto se tratara
-Es algo muy doloroso, tambien decirtelo, por favor vete
-No queremos ningun tipo de relacion contigo
-No queremos que nos relacionen contigo
-Pero porque, que les pasa, que nos pasa
-Esta aqui en este papel
-Lloras como si te hubieras quedado absolutamente sola, tu, la esposa
-Y el esposo esta detras, inmutado, mirando la escena con una seriedad de aprendiz
-Y donde se enteraron, de donde salio esto
-En Quiquina, en Quiquina...

Y ella fue. El sitio era espantoso, un lugar perfecto para morir atragantandose un pedazo de carne. Supo cual era la diferencia que marcaba y las coordenadas de su destino caminante que asustaban tanto, q aun no habia pisado nadie ni ella misma siquiera al ser tarea tan ardua, espinosa, picante, jodida, la placenta de un feto de felino silencioso pero con bigotes.

Obedecio, accedio a hacer de su cerebro un ladrillo si no fuerte, al menos rodeado de avisos rojos y vistosos señalando peligro-cuidado. Con cuidado. Con acuerdo en permanecer alli en esas condiciones de conciencia, suspiro en un bufido profundo y dijo yap! hecho el bicho. Quiquina era el lugar de donde salia la suciedad y ella tenia que salir de alli. Por su propia naturaleza y por su propio bien ocurrio todo. Conocio a unos cuantos seres de encanto en ese mismo lugar, pero como ya lo habia dicho, solo el tiempo sentenciaria si no morian atragantados, y ella no tenia tiempo para esperar, era el tiempo de su propia vida. Tengo que vivir por mi, dijo por fin.

Desperdicio, es la palabra que mas odio. Quiero que mi estancia en Quiquina me sirva de algo, aunque es lo que olvidaria si me dieran ese permiso. Quiero que me sirva la imagen manchada, la bazofia nocturna, la perdición en las entrañas y las piernas "mas olvidables que recordables a la mañana siguiente dando vueltas en la cabeza del otro y saboreando". Así tú can, si estoy aquí es al fin y al cabo por la razón de amarte: no se puede amar al ángel sin amar sus posibles alas rotas. Me reflejé en ti y ahora quiero que tanta basura sirva de algo.

La noche misteriosa después del concierto de El hombre misterioso

Cuando regresó lo hizo de negro y en silencio, siguiendo la linea de importarse a sí. La noche, misteriosa, hizo lo demás: dejar en la ventana una mañana soleada y un dia de mar.

De un tiempo a esta parte... es interesante regresar a lo real, si, ver esos pasos del padre... (No es que estè condescendiendo, asumo a mi manera), la union de ello y mi mundo ideal se da en el camino secreto que haye en Quiquina: la sublimación de lo ínfimo.

Y ayer en la noche, justo despues de que al despedirse la llamaran "misteriosa", volvio a ver desde una combi al Misterioso y lo llamo por su nombre, el voltio, parecio reconocerla. ¡El tambien estaba aca! ¡No estaba muerto dentro de su auto chocado ni en el extranjero ni en Quiquina ya, aunque alli nunca se conocieron!...Estaba aca, afuera a pocos metros, en la noche de ayer, vivo, fresco y agresivo. Si pues, despues de todo aca tambien se encuentra la gente, como se queria en un principio no? valorar la presencia; y en la postrera de los acontecimientos sea tal vez otro romántico de esos que... otro romántico de esos que... en fin, otro romántico de esos...

El Hombre Misterioso - Distancia


Acariciame

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