sábado, 11 de octubre de 2008

Un día Lobo López se encontró a su amada, hace cuanto tiempo y me alegro tanto... no me lo esperaba





Ella estaba alistandose para salir a su encuentro... se probaba los vestidos una y otra vez, se lavaba los ojos una y otra vez. Ya en el campo, con los árboles rebosantes de madreselvas colgando flores acampanadas de color naranja, supo que la estaban esperando pero que tenia las manos vacias. Ah! cogere una flor de color tan vivo! Se acerco con el alma saltando, con la florcita brillante en la mano y los nervios fosforescentes, al llegar a su lado él la recibio con el puño repleto de un ramo de flores, las que habia en ese jardin inmenso: "la verdad es que te amo".

La verdad es que lo extraña, que su cabeza se ha refundido en el rincon mas anguloso del sofa para darle sorpresas ambiguas. Hoy: no ver, no caminar, no querer nada, no hacer nada. Rascarse o dormir con un peluche en el pecho, es un dia fantasma que se ha arrastrado hasta la burbuja enorme que puede armar en su boca. Pasar del sofa a una cama de verdad despues de comer, mirar la suciedad sin recogerla. La madrugada llega de nuevo e invade de silencio el espacio como anegandolo, su murria no puede hacerla volver al mundo de los vivos en su cabeza pero tampoco quiere hacer nada en este mundo de vivos a sus pies.
Y la lava negra se extendió hasta el dia siguiente haciendo que todos los relojes se adelanten una hora, menos para ella, porque no entienden que tiene el tiempo correcto, que estan todos adelantados caminando muy de prisa. Hora única suya y traicionera, la hace andar a tientas por los hechos. Iba a recoger algo por alla: hubo alla pero no hubo algo. Con las manos vacias fue a recoger otra cosa en otro sitio: ni hubo cosa ni hubo sitio porque nunca llego, se regreso a medio camino pues los relojes ajenos le indicaban que ya debia estar por el oeste. Furia, sigue sin hacer nada... arrastrando los movimientos, deseando paz o simplemente ser un perro, y de repente ¡sus ojos! No, tiene que correr de ellos, los ha visto como un remolino y si los mira por un par de segundos más se pondrá mal de saber que no volverá a verlos nunca.

Vuelve a casa con todo menos con lo deseado, vuelve con hambre y otra vez con sueño. Ya ha intentado un montón de cosas para no extrañarlo, sólo le queda la nueva noche y desnudarse como el mejor de los regalos, escuchando a los perros decir no sere más como tú, no seré más como tú ni mi aullido en el fondo; mientras, los pasteles y óleos se van trazando para hallar ese brillo primigenio...

Canina, perra de verdad pequeña y mordelona, tambien extraña esa antigua mascota llamada Chabela. Cuando escuchaba esta canción pensaba siempre que era Chabela la que aullaba al fondo. Era como la tierra, como el color de la tierra. Y ella vuelve a ser tierra gracias a su osada conviccion: iban a verse pero está aquí como una ofrenda de dios, haciendo posible que líneas y colores se tornen forma de la nada. Sinuosa ella, lejano él, pero unidos en el resplandor naranja, pleno color de la carne, del trabajo terminado. Hace muchas cosas para no extrañarlo, como por ejemplo no verlo.

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