domingo, 8 de febrero de 2009

teorias de amor

Fui a buscarte, te lo juro, te lo rejuro, en serio quería saludarte por tu cumpleaños aunque no nos vemos hace casi un año y tu casa queda lejísimos, tal vez hubiera tenido que soportar un portazo en la cara, el ladrido de los perros, tus hermanitos corriendo, gritando ¿quien es esa loca? ¿a que ha venido? Nunca los conoci pero me hubiera gustado ver en ellos un reflejo de tu propia niñez ya extraviada. Entonces sali de casa en direccion a tus terrenos, a tu sitio, a tu olor.

Me duele mucho ver tus ojos sin que ellos puedan verme, una sutil refraccion de luz, casi ni eso, pupilas donde? Ahora, donde encontrarte? Por las calles todo esta normal sin tu presencia latente, y ya en el vehiculo la ciudad toda pasa arrasada como desdibujandose. Pero claro que el de los dibujos eres tú, en ellos tu eres el lagarto y yo la rosa llena de espinas que ata uno de sus tallos a tu cola verde formando un nudo natural, doloroso, necesario. Por esas cosas queria saludarte por tu cumpleaños, de verdad.

Y estaba ansiosa por verte sabes? A ver si te habian salido mas arrugas, o si aun podias hacerme llorar con tu sonrisa. No recuerdo que camino tome pero despues de subir a un par de carruseles y entender el mensaje de los caballos ya estaba subiendo la montaña verde hacia tus alturas celestiales mas vivas que nunca.

Y caminaba casi flotando con la sonrisa en los labios ligeramente sugerida, pero perdida por completo cuando tropece, para empezar, con una de tus piernas. El estrepito me hizo mirar abajo y no solo estabas enterrado sino descuartizado en varias partes. Al principio pense que no se trataba de ti, que podia ser cualquier persona, por eso me fije bien en aquella pierna que salia del cumulo de tierra mal trajeado. Pero eras tu definitivamente, me convenci cuando me detuve a observar tu brazo, o la parte de tu brazo aun unida a la mano, eran tus manos ¡cómo no reconocerlas! Estabas en pedazitos tan chiquitos y mezclado con tanta tierra que parecias algo para comer o una muestra de arte, tipo instalación. No te desenterre ni eche mas tierra sobre ti. Aquel que haya echo eso contigo lo hizo en la medida justa porque a pesar de que el monton de tierra estaba desordenada sobre tu cuerpo en pedazos, dejaba ver tu cuerpo sugerido, como a trasluz, como un susurro nada más; y tambien porque escondio sabiamente toda tu cabeza.







Juan Luis se fue a dormir sin nada en la cabeza, sin ningun pensamiento que martille con ahinco ni sentimiento flotante por el aire ni tampoco algun sabor posandose sobre cualquiera de sus sentidos. Se fue a dormir completamente vacio y en paz. La vida para el era una alborada feliz donde restregarle sus errores a la gran muralla marchita de la sociedad, pisarle los talones sucios al dormir en la banca de un parque, meterle el dedo por cuanto agujero pueda tener (para llenarlo, entiendase); contento porque la vida es tan sencilla como una sonrisa.


Asi era, no iba a hacer nada de lo establecido, ni siquiera casarse al parecer. Pero no dejaba de estimular su existencia en cada aspecto que pudiera como observar las sombras caprichosas y bellas que produce el sol sobre la copa de un arbol, o silbar o amar. Cada dia era importante, cada minuto era un minuto de su vida inextinguible.


Esta noche sin embargo no dormiria en la banca de un parque como en su juventud. La rebeldia la encontraba ahora entre ceja y ceja, tal vez en ese lunar rojo que le salio en la mejilla luego de la aventura de las muelas del juicio. Esta noche dormiria en su cama, en su casa, vacio y en paz. Asi transcurria tambien su sueño, sin sobresaltos en la madrugada.


Siempre habia sido el del perfil bajo, observador pero sigiloso, furtivo. Cuando se enamoraba, lo mismo, media al detalle cada paso del par de especimenes humanos que se hallaban y creaban una de las mas increibles batallas de claves y signos ante sus ojos graciles porque si ella pestañeaba un par de veces mas tendria su oportunidad para atacar.


No habia motivo para deprimirse, ni siquiera reparar en su propia soledad. Se levanto de súbito bastante agitado como si se hubiera estado ahogando en sueños y una mano sagrada lo sacase del agua para continuar la vida en esta realidad de a de veras. La sorpresa fue haber escapado de la muerte por pocos segundos y tuvo la necesidad imperante de agradecer por esa suerte, de amar, pero no de amar lo primero que al frente se le pusiera sino lo primero que lo colmara y abarcarlo con un nombre: .... No podia... las palabras viajaban por su cabeza y aquella sensacion que nos da la imagen perceptiva, no visual, de otra persona en nuestro interior lo invadio una y otra vez, no encontraba el nombre correcto... barajeaba sensaciones, gratas, menos gratas, que cada una de estas imagenes le producian, pero ninguna era la correcta... Hasta que lo halló, el nombre con el que podía abarcarlo todo... extendió sus manos al cielo como un gesto de maxima apertura y celestialidad, luego regreso los brazos hacia sí y se dio un fuerte abrazo: ¡Juan Luis!

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